La piel de los 40 años.


Nuestra piel refleja a cierta edad, el estilo de vida que hemos llevado. En ella se notará si utilizamos cremas, protectores solares, si nuestros alimentos han sido suficientemente balanceados, si dormimos las horas necesarias y si todo nuestro organismo ha recibido todo el líquido vital necesario.


El llevar un estilo de vida saludable es muy probable que nos ayude a aparentar menos edad de la que realmente tenemos, pero si por el contrario fumamos (la nicotina es la que más daña el colágeno), consumimos café en exceso (lo que trae como consecuencia descalcificación de los huesos), si no hemos ejercitado nuestro cuerpo y además hemos pasado por episodios de estrés, todo ello habrá contribuido en la aparición de arrugas, textura débil, manchas, poros visibles y/o  pérdida de luminosidad.

Afortunadamente existen en la actualidad fórmulas enriquecidas que nos ayudan a retrasar el paso de los años. A continuación las descubriremos:

Uno de los motivos de mayor preocupación para la mayoría de mujeres es la aparición de las primeras arrugas. Debemos saber que estas comienzan a surgir disimuladamente a partir de los 30 años en la dermis o capa intermedia de la piel, la que está compuesta por una estructura de fibras de elastina y colágeno.

Luego, aproximadamente a los 35 el óvalo del rostro empieza a cambiar y el cuello pierde firmeza debido a que las sustancias que influyen en la síntesis de dichas fibras (glícanos), van disminuyendo con la edad con el consiguiente aflojamiento de los tejidos.

A partir de los 40 años esto se vuelve notorio, la piel comienza un proceso de resequedad y empieza a perder firmeza, además esta se vuelve flácida, se marcan las ojeras y la boca pierde precisión.

Para evitarlo es indispensable que a partir de esta edad se utilizen diariamente cremas humectantes, regenerdoras y reafirmantes que contengan ingredientes antienvejecimiento como retinol, ácido láctico y glicólico, alantoína, pantenol, ácido hialurónico, colágeno, azuleno, citoquinas y la coenzima Q-10. Todos ellos regeneran la epidermis, estimulan la renovación celular y le proporcionan hidratación, reduciendo visiblemente las arrugas y la flacidez.

Por último, debemos tener en cuenta la necesidad diaria de usar productos con protección solar durante los 365 días del año.

Cómo prevenir y combatir los problemas de la piel que se presentan a partir de los 40 años

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